martes, 11 de enero de 2011

La cortadora de pepinos

Un hombre que trabajaba en una fábrica de enlatados le confesó a su mujer que estaba poseído por una terrible obsesión: Introducir su pene en la cortadora de pepinos. Espantada, la esposa le sugirió que consultara con un psicólogo. El marido prometió que lo pensaría, pero todos los días le repetía a su esposa la misma historia, hasta que ella, harta, un día le dijo:

- ¡¡Pues mételo y no me fastidies más!! Es tu problema.

Días después, el marido llegó cabizbajo, pálido y profundamente abatido.

- ¿Qué pasó, querido? - Le preguntó la mujer.

- ¿Te acuerdas de mi obsesión por meter el pene en la cortadora de pepinos?

- ¡Oh, no! - Gritó la mujer - ¡Dime que no lo hiciste!

- ¡Sí, si lo hice, lo hice!...

- ¡Oh, por Dios! Y... ¿Qué pasó?

- ¡Me despidieron! - Respondió el marido.

- Pero... y... eh... ¿Qué pasó con la cortadora de pepinos, te hizo daño?

- No, no... ¡También a ella la despidieron!

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