miércoles, 23 de marzo de 2011

¿Problemas de Vista?

La verdad es que a medida que vamos envejeciendo, aparecen los problemas de vista...



Si ves a dos cerdos y un lechón, tienes buena vista. En el caso que no hayas visto eso a la primera y hayas pensado otra cosa, ve directamente al oculista y no dejes de pasarte por el psiquiatra, hay algo que se te ha metido muy dentro del intelecto y va a ser difícil solucionarlo; en este último caso, te aconsejaría que en los próximos meses tan sólo visitaras las páginas deportivas cuando entres en Internet.

Tengo una duda:

Tengo una duda. Por eso estoy haciendo una pequeña encuesta entre mis amigos/as sobre el reciente cambio que la Real Academia de la Lengua ha hecho en alguna de las reglas de ortografía. Os pido vuestra colaboración.

Hasta ahora para diferenciar el adverbio SÓLO (con acento, significando solamente) del adjetivo SOLO (sin compañía) se le ponía una tilde. A partir de ahora ya no se la tenemos que poner.

Entonces, decidme ¿Cómo interpretáis esta frase?


"He tenido sexo solo dos horas"



Muchas gracias.


viernes, 18 de marzo de 2011

Matemáticas...


La maestra de matemáticas pregunta:

- ¿Quien sabe cuáles son las 4 operaciones básicas?

Juanita levanta la mano y rápidamente contesta:

- ¡¡¡Nariz, Lipo, Nalgas y Lolas!!!

Nueva señal de tráfico








Pronto coincidirá en España la edad de jubilación y el límite de velocidad...






"Marylou"

Un hombre estaba sentado tranquilo, leyendo el periódico, cuando su mujer, furiosa, llega de la cocina y le salpica una hostia con una sartén que casi le revienta la cabeza.
- ¡Por Dios! ¿Pero, qué coño te pasa?
- ¡¡¡Es por el papelito que encontré en el bolsillo de tu pantalón, cabrón, con el nombre de "Marylou" y un número!!!
- Joder, cariño... ¿te acuerdas del día que fui a los caballos? Pues Marylou era el caballo al que aposté, y el número es cuánto estaban pagando por la apuesta.
Satisfecha, la mujer se retiró pidiéndole disculpas.
Días después, estaba él nuevamente sentado tranquilo, cuando recibe otra soberana hostia, pero esta vez con la olla a presión.
Aturdido y cabreado le dice:
- ¡COJONES, pero se puede saber qué coño te pasa!
- Nada, cariño. ¡¡¡Tu caballo al teléfono!!!